Ser conscientes de las diferencias
Hoy me gustaría haceros un poco más consciente de lo que supone ser una mujer dentro del espectro autista. La manera de percibir y procesar la información es distinta, de ahí que las necesidades y las conductas sean diferentes.
Muchas de las mujeres en el espectro han aprendido de manera consciente o no a camuflarse entre las mujeres neurotípicas, pero esto no es a coste cero. Se comportan como no son, se fuerzan constantemente a encajar y esto genera un gran desgaste energético y emocional. Las mujeres autistas necesitan momentos de descanso social, momentos para desconectar de todo. Esto no las hace vagas o perezosas, ya que para ellas es una necesidad.
Además, las afortunadas que tienen un diagnóstico (ya que muchas de ellas no lo tienen debido a las diferencias respecto a sus homólogos masculinos, en quienes se basa la mayoría de la investigación) tienen que enfrentarse en muchas ocasiones a la negativa por parte de terceros a aceptar su diagnóstico ya que «parecen normales», sin hablar de la cantidad de mujeres que ya diagnosticadas no «salen del armario» por miedo a los prejuicios. Además, en ocasiones aunque no haya prejuicios tampoco reciben ningún tipo de ayuda familiar o laboral.
Claro está que comprender una condición «diferente a la mayoría» no es fácil, pero no podemos dar la espalda a un colectivo que necesita la comprensión de la sociedad para poder «ser» de manera libre.